lunes, 20 de octubre de 2008

Deducciones etílicas

Viernes, tres y pico de la mañana. Sólo quedamos ella, yo, y dos cervezas. En un descanso de la típica conversación de borrachas maltrechas, se nos cuela la hipoteca.

- Sé que soy una ignorante- me dice-. Se me escapa el problema de la crisis. Porque, a ver, ¿dónde estaban los 50.000 millones antes de la quiebra? ¿por qué no se utilizaron en su momento para construir viviendas para todo el mundo?

- Puf. No pienso ni que tú ni ninguno de nosotros seamos ignorantes. Crear esa sensación de incapacidad forma parte del juego. Pero se les ha caído la gran mentira, por eso surgen ahora esas preguntas.

Silencio.

- ¿Sabes? – responde ella. Esta es una de las razones por las que me gusta ser rubia y hacerme la tonta. Porque lo que me dices me está poniendo de muy mala ostia.

Ni todos los botes Farmatin del mundo pueden repeler la nube de lucidez que comienza a envolvernos. Sólo falta una chispa.

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