jueves, 2 de octubre de 2008

Gallardón y Aguirre se ponen cañeros

“Tú el Pronto, y yo el Fairy”, a Esperanza Aguirre y a Gallardón les une el amor a la limpieza. Ayer, como una mañana de domingo en casa de un españolito cualquiera, se sacudieron la modorra y comenzaron por lo que siempre da más pereza, el water.

La semana pasada, las informaciones sobre las inundaciones en el Gallinero y las fotografías de niños bañándose en lagunas de mierda ocuparon varias páginas de El Pais y otros diarios. Ayer, el ayuntamiento demolió ocho casas del Sector IV sin orden judicial con la excusa de que no es necesaria para viviendas deshabitadas. Pero las casas sí están ocupadas y, casualmente durante el derribo, sus moradores se encontraban juntos, rezando y celebrando el último día del Ramadán en la Mezquita.

Según El País de hoy, “Los problemas causados por las lluvias hace dos semanas en este poblado, con zonas anegadas por completo, y el peligro de riadas, son las razones que (El Ayuntamiento) esgrime para defender el desalojo del poblado”.

Las imágenes y la descripción sensiblera de la miseria bajo el agua dan motivos al ayuntamiento para entrar a saco con el desinfectante y el estropajo. Pero, señores, hay trampa. La zona de la Cañada que sufrió las inundaciones, que recibió los objetivos de los medios de comunicación, que mostró sus charcos con ratas muertas y sus niños desnuditos jugando en el barro, es el Gallinero. Este sector se encuentra a varios kilómetros del IV que está pegado a Rivas Vaciamadrid, y que es donde se han realizado los últimos desalojos. Podemos jugar a las 25 diferencias pero la clave es una. El sector que interesa derribar es el IV, el que tiene valor urbanístico. El que interesa mostrar es el Gallinero, el que da la excusa.

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