viernes, 19 de diciembre de 2008

Siesta

Kilómetro cero, M-30, 15.55h. Frente a mi, una hilera interminable de coches parados. Conductores con cara de hambre y sueño. Tras la voz del cuentacuentos de la Libélula, suena esta canción...




Mi carril comienza a moverse, despacio, siguiendo el ritmo de la música. ¿Estamos escuchando todos lo mismo?

Entonces, veo cómo el paisaje se vuelve borroso, y la luz del mediodía, coge una tonalidad azulada. Entorno los ojos, y observo la transformación. La chapa lisa y metálica de los coches que me rodean se recorta en pequeñas escamas que reflejan el sol, y las carrocerías ovaladas se suavizan hasta adoptar formas acuáticas.

Somos meros, adormilados y bobalicones, dejándonos llevar por una corriente calentita, plácida, que nos dirige a nuestra cueva, donde podremos aislarnos a placer.

Es viernes...y necesito una siesta.

Al agua, de Nubla

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