martes, 24 de febrero de 2009

Malos días

Recuerdo la habitación. Era la casa de la señora que ayudaba a mi madre con la limpieza. Cristales amarillos en las puertas. No sé qué hacía yo allí. Me quería mucho, un cariño cargante. Hablaban muy alto. No me gustaba estar en esa casa. ¿Qué hacía allí? Sus hijos estaban esa tarde, el pequeño me gustaba. Él tenía 16 o 17 años. Creo que yo todavía llevaba vestiditos con lazo, eso significa que todavía los toleraba, ¿5 o 6 años? Desaparece todo el mundo. Estoy en la habitación con él. Apaga la luz. Me tumba en la cama y comienza a tocarme. Me asusto, pataleo, me suelta, corro a encender la luz. Él me pide que la apague con una sonrisa. Estamos jugando, me dice, como los mayores. Me suena mal. Le pido que me abra la puerta o grito. Se acaba el juego.

Esta no es una anécdota excepcional. De hecho, es bastante light. Conozco historias de infancia que ponen los pelos de punta. Si sumamos la adolescencia, el censo comienza a subir y cuando llegamos a mi edad, es difícil encontrar a una mujer que no haya sufrido agresiones sexuales, en mayor o menor grado. Ya sabéis cuáles son, para qué enumerarlas. No voy a hacer un análisis sesudo de la falsa emancipación de la mujer.

Mi carrerón de abusos no es carne de guión de telefilme de Antena 3, pero hoy no me apetece contarlo.

Aún me enfrento diariamente a agresiones varias ¿y quién no? Lo gracioso es que ahora pienso que estoy por encima de estas cosas. Que ya soy perro viejo, que me adelanto, que ya no me afecta. Pero, hay días…

Hay días en los que la feminazi que anida en mí arrancaría los huevos a todos los orangutanes que diariamente me llaman “Niña”, “Guapa” o “Chiqui” y les haría comer su puto machismo paternalista, mal resguardado en los calzones comprados por sus abnegadas esposas. Hay días en los que no dejan espacio. Hay días…

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay amiga... hoy tuve un día de esos... en 15 minutos q estuve en la calle, muerta de frío y calada (maldito granizo!) he escuchado unos 5 comentario sobre mis tetas... al último le grité cerdo y demás burradas (en el mismo tono que él había usado)en medio de la plaza...
Para colmo, a mis compañeros de trabajo le has hecho gracia. De hecho, alguno ha hecho algún comentario sobre mi sudadera, mi pelo mojado... agggg!!
Y esto... por?? Ah! por ser tía, o (esto ya es el colmo) xq ellos no son capaces de controlar su bragueta... Nada, se supone que tenemos que aguantar estas agresiones xq sí...
Acción!! Mañana salgo a la calle dispuesta a comentar el paquete de todo machito que me encuentre de frente... y si me pone, aprovecho la bajada del tren para arrimarme y tocare el culo!!